viernes, 7 de febrero de 2014

CULTURA


LUGARES CON HISTORIA

Estación internacional de Canfranc

 

La estación internacional de Canfranc encuentra su origen en la voluntad de unir Francia y España atravesando los Pirineos por Somport. Para ello ambos países firmaron diversos convenios, el primero en 1904, y protocolos posteriores que marcaron las líneas de actuación. En 1915, se concluyeron las obras del túnel ferroviario. En 1923, se iniciaron las obras de la estación siguiendo el proyecto del ingeniero Ramírez de Dampierre. Dicho proyecto sufrió algunas modificaciones por parte de los ingenieros del Ministerio de Fomento que decidieron sustituir la mampostería de las fachadas por hormigón. Tras cincos años de obras, el 18 de julio de 1928 el nuevo edificio fue oficialmente inaugurado en presencia del rey de España Alfonso XIII y del presidente de la República Francesa Gaston Doumergue.

En septiembre de 1931, sufrió daños importantes debido a un incendio que se inició en el vestíbulo y que luego se propagó a la biblioteca destruyendo en su totalidad el restaurante de la estación y afectando a la techumbre de madera. Aunque inicialmente se señaló que un cortocircuito había sido el culpable del incendio posteriormente se descartó dicha causa y se habló de un incendio casual. 

Durante la Guerra Civil pasó a ser controlada por el Ejército franquista, siendo tapiado el túnel que la unía con Francia para evitar cualquier tipo de penetración desde el país vecino. Entre 1940 y 1944, la Segunda Guerra Mundial supuso su cierre al tráfico de viajeros y la llegada del ejército nazi a la parte francesa de la estación. Esto supuso algún roce con los militares españoles que seguían controlando la parte española del recinto. Por Canfranc transitaron los trenes que transportaban el wolframio que Alemania empleaba para reforzar el acero de sus tanques. A cambio, toneladas de oro que venían de Suiza entraban en España.

El 27 de marzo de 1970 se cerró el tráfico internacional tras el derrumbe del puente de L'Estanguet fruto del descarrilamiento de un tren de mercancías francés. Esto generó una drástica reducción del tráfico ferroviario.

En el año 2005 la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural aprobó un proyecto de rehabilitación de la estación de Canfranc que en 2007 derivó en un convenio entre el Ministerio de Fomento y la Diputación General de Aragón fruto del cual se destinaron cerca de 2 millones de euros a la rehabilitación del recinto. Este proyecto se enmarca dentro de uno de mayor amplitud que no solo buscaba restaurar la estación para convertirla en hotel de lujo sino también la construcción de una nueva estación, la urbanización del terreno de uso ferroviario liberado y la edificación de un museo ferroviario. Durante las fases I y II entre 2006 y 2009 se realizaron inicialmente labores de limpieza, saneamiento y desescombro para luego trabajar sobre la propia estructura del edificio restaurando la cubierta, la fachada, las molduras decorativas y el vestíbulo. Se procedió también a reforzar la estructura de hormigón. Planificada también para 2009 la fase III sin embargo no se llevó a cabo debido a problemas de financiación. Estos mismos problemas llevaron a abandonar el proyecto de convertir la estación en un hotel de lujo. El 30 de marzo de 2012, Luisa Fernanda Rudi anunció que la Diputación General de Aragón había llegado a un acuerdo con el Ministerio de Fomento (propietaria de la estación a través de Adif) para comprar la misma por un precio simbólico. Este acuerdo obligará a modificar el convenio firmado años atrás. El 25 de abril de 2012, después de la reunión del Consorcio Urbanístico Canfranc 2000, el consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes del Gobierno de Aragón, Rafael Fernández de Alarcón, ha explicado que una parte de la estación de Canfranc se podrá visitar en 2014, y ha señalado que emprendedores privados trabajarán en el edificio desde 2015 para dotar a la infraestructura de usos hoteleros, educativos, comerciales y culturales.

Finalmente el 15 de enero de 2013 el Ministerio de Fomento vendió la estación por 310 000 € al Gobierno de Aragón.

 

Estación de Las Delicias

Delicias fue diseñada como estación término de la línea de ferrocarril de Madrid a Ciudad Real, que tenía continuidad hasta la frontera portuguesa por Badajoz. La línea fue abierta al tráfico de modo completo el 3 de febrero de 1879 y, poco después de un año, el 30 de marzo de 1880, se haría lo propio con la estación de Delicias, en un acto que fue presidido por los reyes de España, Alfonso XII y María Cristina. La empresa que acometió la obra fue la Compañía de Ferrocarril de Ciudad Real a Badajoz y de Almorchón a las minas de carbón de Belmez, que sería absorbida en ese mismo año por la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA), que buscó deshacerse del edificio de Delicias, ya que su sede se encontraba en Atocha. De este modo, y después de diferentes negociaciones, la estación de Delicias pasaría a manos de la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Cáceres y Portugal (MCP), que se encontraba en ese momento terminando sus líneas y buscaba un emplazamiento idóneo en la capital del Estado. De este modo, el proyecto llevado a cabo en Delicias por el ingeniero francés Émile Cachelièvre, se convirtió en la tercera sede central de una compañía ferroviaria en Madrid.

Hay que aclarar que una estación de ferrocarril es algo más que un edificio: es un conjunto de instalaciones y servicios necesarios para el correcto funcionamiento de la explotación ferroviaria. Desde la regulación de la circulación de trenes, a la facturación de mercancías, carga y descarga, recepción y entrega de las mismas, o las instalaciones del servicio de viajeros, con llegada y partida de viajeros o expedición de billetes, y un largo etcétera. La estación de Delicias estuvo equipada con dichos servicios y tiene, además, el honor de ser la primera gran estación monumental madrileña.

Desde su origen hasta sus años postreros, la estación se estructuró en tres áreas bien definidas y separadas según su uso: mercancías, viajeros y tracción. El servicio de mercancías estaba en el terreno comprendido entre la vía de salida de los trenes de viajeros y el ferrocarril de circunvalación, y disponía de muelles cubiertos y descubiertos para ganado y carbón, vías de carga y descarga, y patios de camionaje. El servicio de tracción se situó en el lado opuesto y fue creciendo hasta contar con depósito de locomotoras, puente giratorio, naves de reparación, aguadas, depósitos de agua y de combustible, grúas, vías y talleres de recorrido. Y, finalmente, el servicio de pasajeros, instalado en el edificio de viajeros, construcción singular formada por dos pabellones laterales adosados a la gran nave central de vías y andenes. Estas áreas de trabajo se complementaron con edificaciones como viviendas ferroviarias, pabellón sanitario, cooperativa o iglesia.

Cerrada la estación al tráfico de viajeros en 1969, y al de mercancías en 1971, algunos de los inmuebles que conformaron su patrimonio industrial han desaparecido o se han transformado al cambiar de uso, pudiendo recomponerse ahora parte de su biografía a partir de los estudios de arqueología industrial que se desarrollan desde el Museo del Ferrocarril de Madrid
Actualmente se celebra en el Museo del ferrocarril el Mercado de Motores, donde se reúnen multitud de comerciantes y jóvenes diseñadores.
 
 
Por: Javier Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario